viernes, 23 de septiembre de 2011

Rubén Rada: “Si me graba una canción Luis Miguel. ¡Me forro en guita!”


El “Negro” acaba de lanzar su disco "Fan", en que versiona temas de sus artistas amigos del Río de la Plata. Pero no se queda en eso. Volvió a los proyectos faraónicos como un disco de candombe “que tenga todos los estilos” y a las giras, a pesar de que había anunciado su retiro de los escenarios. Encima, lo acaban de homenajear en Alemania, donde vivió desde 1974 a 1976 (“pasé un hambre…”).



“Me da alegría ser intérprete, es como una vuelta a mis fuentes”. Es un prócer vivo de la música rioplatense, por eso es emblemático que Rubén Rada grabe un disco como “Fan”, en el que se permite ponerle su sello a temas de argentinos como Spinetta, Gieco, Charly García, Andrés Calamaro, Fito Paez o Lito Nebbia junto a otros uruguayos de Eduardo Mateo, Fernando Cabrera, Jorge Galemire, Shakers, Opa, Tótem, Mandrake Wolf o Urbano Moraes. “Lo que me gusta –explica- es que, por la selección que hice, con el gancho de las ocho canciones argentinas, se va a conocer algo más de la música uruguaya. Y los movimientos se hacen grandes cuando todos tocan las composiciones de los demás. Lo hacen los brasileños y acá pasó con el tango. Pero desde hace un tiempo, no. Cada uno es solista. Pensá que nadie versionó a Piazzolla, lo dejaron solo, lo criticaron y hoy nadie lo toca y pocos lo conocen. Si Fito o Charly se grabaran canciones entre ellos, o mías, el movimiento crecería. Mirá a la Cantilo lo bien que le va. Y todos ganarían guita, porque si yo vendo bien, Calamaro, Charly y todos recibirán sus regalías”.
-Te quedaron temas afuera, me imagino.
-Y, sí. Me hubiera gustado poner alguno de Luis Salinas o de Rubén Juárez. Pero no pienso sacar otro disco como este porque ya sería algo parecido al marketing. Sí, bromeando, hice temas en inglés, como de Stevie Wonder y los Beatles, con tambores y ritmos de candombe. Pero no sé si saldrá porque es un lío conseguir los derechos.
-¿Vas a tocarlo en vivo pronto?
-Sí, tal vez en un lugar chiquito. También tengo ganas de hacer algo en la calle, gratis, como hice alguna vez en la calle Florida. Porque son canciones para que la gente las cante conmigo.
-¿Habrá “Rada para niños” estas vacaciones de invierno?
-No creo, porque el año pasado invertí mucha plata y me fundió la gripe A. Nunca la recuperé. Sí saldré a tocar por Argentina con este repertorio y las que quiere escuchar la gente. También, en los ratos libres me voy a poner a trabajar en un disco de candombe. Quiero grabar un disco que sea de homenaje al Uruguay.
-¿Volvió el Rada de los proyectos ambiciosos después de tu romance con el pop?
-Lo que pasa es que mi problema es que soy un músico de fusión. No soy ni roquero, ni candombero, ni jazzero ni nada. O todo eso junto. No tengo un estilo definido y gracias a la World Music conseguí un lugar en las bateas, junto a Gismonti, Piazzolla, Milton Nascimento, Dino Saluzzi y tantos otros que quedábamos afuera. Cuando con mi grupo Opa grabamos en Estados Unidos fuimos a la tienda Tower Records a buscarnos. Estabamos en “jazz brasileño”. No había dónde ponerlo. Y en Argentina, el disco que grabé como Ritchie Silver fue a parar a jazz, como si fuera otro cantante.
-Pero volvés a los shows, después de anunciar que lo dejabas.
-Sí, estaba cansado de las giras. Tocás hoy en Córdoba, mañana en Motevideo, pasado en Punta del Este. Se te atrasan los barcos y los aviones, o no están los cheques de pago, discutís con los músicos, el sonido no está como lo querés y terminás agotado. A eso sumale que tengo 66 años. Me mata. Me duelen las gambas después de una presentación. Y ahora, antes de un show importante me quedo afónico porque me pongo nervioso. Dejé de fumar, después de treinta años de dos paquetes por día, y todavía tiro flema.
-¿Y entonces?
-Tengo que seguir laburando. Ojalá me grabara una canción Luis Miguel. ¡Me forro en guita! Los únicos que lo lograron fueron Lerner y Chico Novarro”.
-¿Te gustaría producir?
-Sí, artistas nuevos uruguayos. Pero hace falta mucha guita y el disco se muere. Vamos a terminar con un grabadorcito para los amigos. Hasta que no te paguen por descargas en Internet, la cosa está difícil.

Gustavo Masutti Llach 

Revista Ahora - Diario Crónica 
Buenos Aires - Argentina
19 de abril de 2010

Hugo Fattoruso: “En Uruguay no me dan ni bola”


Su nombre está escrito con mayúsculas en los libros de historia de la música popular latinoamericana. Innovador y rebelde, su presente son sus discos “Puro Sentimiento”, tercer álbum de Hugo Fattoruso & Rey Tambor, su grupo de candombe; y “Dos Orientales”, a dúo con el japonés Tomohiro Yahiro, con quien ya realizó varias giras por Japón. Junto a Rey Tambor actuará el 19 de agosto en Mar del Plata (Café Teatral), el 20 en Buenos Aires (ND Ateneo) y el 21 en La Plata (Auditorio de Bellas Artes).




Resulta imposible calificar o clasificar a alguien con una trayectoria como la del uruguayo Hugo Fattoruso. Una aproximación válida sería: “Es una de las leyendas vivas de la música latinoamericana…” Puede sonar temerario para el que no le suena el nombre, pero pocos lo discutirían al saber que el tipo fundó junto a su hermano Osvaldo a los míticos Shakers, pioneros del rock rioplatense. Ya venía tocando en el Trío Fattoruso, junto a su padre y su hermano (lo reeditaría varias décadas más tarde ahora con su hijo reemplazando al papá). También fundo en Estados Unidos el grupo Opa, vanguardia en eso de fusionar rock y jazz con candombe. Todos lo respetan: comparte escenario con Jaime Roos, Milton Nascimento, Fito Páez y Rubén Rada, por nombrar algunos, y muchos de los primeros rockers argentinos (Charly y Spinetta, por caso) reconocen su influencia. Por eso sorprende cuando declara, descarnado pero sin tono de queja: “Vengo a tocar a Buenos Aires porque me encanta. Se me respeta, me tratan bien. En Uruguay no me dan ni bola, tengo menos discos editados que acá. No encontrás mis CDs en las disquerías. Los argentinos van y preguntan. Se van con las manos vacías”.
-Cuesta creerlo.
-Pero es así. Me da una alegría gigante venir porque aquí me escuchan. En Montevideo toco en lugares donde la gente va a comer y no dejan de charlar.
-Hoy formás parte del paisaje habitual. ¿Te van a valorar cuando te retires?
-Puede ser. Hablan tan fuerte que empiezo a tocar despacito y cuando alguien se queja digo: “no quiero molestar a los que charlan”. Acá hay otra cultura para escuchar. Ustedes se quejan, pero tienen un montón de programas de televisión donde se recibe a los músicos. Allá no hay nada. No tienen ni un piano en los canales. Ni hablar de respaldo oficial al candombe. De terror, ni una mano te dan.
-¿Nada?
-Nada. Ni siquiera te va a ver la gente porque el candombe lo viven en la calle, no te pagan una entrada. Claro, salimos al mundo y se vuelven locos porque tenemos un ritmo que no se escucha en ningún lado.

Gustavo Masutti Llach

Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
26 de julio de 2010